martes, 11 de diciembre de 2012

El enfoque y el manejo de la energía se hacen mediante la actitud.



Podríamos decir que la actitud representa a un nivel determinado de la vibración de la energía. La actitud que mostramos ante cualquier actividad, y en cualquier momento, está exponiendo la utilización que vamos a hacer de nuestra energía. Este enfoque de la energía determina la disposición de ánimo para realizar cualquier actividad, por tanto, la actitud, marca el camino por donde transitamos. Si cambiamos nuestra actitud, cambiamos el enfoque de nuestra energía y de hecho cambiamos el camino que recorremos.


Partiendo de lo expuesto, diremos que si logramos el control de la vibración de nuestra energía, podemos crear, y mantener en el tiempo, una disposición determinada para realizar cualquiera de las actividades que nos proponemos, o lo que es lo mismo, recorrer nuestro camino. El control del nivel de vibración de nuestra energía nos da poder. La actitud mantenida en el tiempo es el poder personal. Por eso hay que tener mucho cuidado y no dejar que el ego determine nuestra actitud.

La actitud es un elemento básico de la meditación. Alcanzar un nivel adecuado de vibración, que permita mantener el silencio interior, es dejar libre el canal de comunicación con la otra realidad. Y esto se consigue si eliminamos nuestra importancia personal. Como todo bucle el trabajo sobre el nivel de vibración de nuestra energía incide en nuestra actitud y, el trabajo que hagamos sobre nuestra actitud, incidirá en el nivel de vibración de nuestra energía.

Esta frase merece un ejercicio de reflexión. ¿La actitud determina el enfoque de la energía?.

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