jueves, 29 de mayo de 2014

Cosas de la clase 31.



Dando una vuelta de tuerca (para reflexionar).

Nos hemos propuesto hasta finales de junio hacer un repaso de lo tratado en este curso. Lo vamos a hacer resaltando las ideas fuerza que, de alguna manera, son esenciales para una persona de conocimiento. Es aquello que resulta imprescindible para abordar el camino que nos lleve a alcanzar el sentido de nuestra vida, independientemente de las técnicas que se utilicen

Si quieres crecer como persona tienes que:

Reconocerte
- Practica la observación,  te da información para saber cómo estás.
- Moldea tu actitud, te predispone al cómo estás.
- El cómo estás te lleva a ser lo que eres.

Ser flexible.
- Acepta el cambio como parte de la vida
- Practica la asertividad como defensa de lo que eres.
- Utiliza el silencio interior como un sitio donde estar.

Reajustar tu enfoque
- Toma consciencia de que eres un campo de energía.
- Haz un uso correcto de la energía.
- Elimina el ego como “personalidad” protagonista.

Descubrir el espíritu como la parte expandida de tu energía (conectar con el otro lado de la realidad).
- El espíritu soporta y te da el conocimiento colectivo
- Utiliza la meditación como el canal de conexión con el espíritu.
- Utiliza el silencio interior como lugar de encuentro (elimina interferencias).

Si desarrollas estas ideas fuerza crecerás como persona.

sábado, 24 de mayo de 2014

Más cosas de la clase 30 – 2.



¿Cómo sabemos si somos resilientes?.

Quizá lo más fácil sea analizar cómo hemos salido de nuestros “momentos de tensión” más próximos y qué diferencia podemos observar con otros más lejanos. ¿Cómo me comporto ahora y cómo me comportaba antes?.

Para nosotros una persona es resiliente si además de disponer de una capacidad adecuada para recuperarse del evento amenazante, también se da en ella un crecimiento personal. Los cambios en su forma de ser son permanentes y están fuertemente arraigados.

¿Soy yo una persona resiliente?.
Pregunta a responder
Valoración
¿Detecto un incremento en mi autoconfianza?.

¿Tengo mayor fortaleza personal?.

¿Utilizo mejor mi energía? (no critico, no me quejo, no sentencio).

¿Me muestro asertivo a la hora de comunicarme?.

¿Veo de manera diferente a las personas que me rodean?.

¿Trato de ser mejor individuo?

¿Tengo una visión positiva de la vida y con sentido del humor?

¿Se convive fácilmente conmigo?.

¿Tengo un adecuado nivel de autoestima?.

¿Tengo claro el sentido de mi vida?


Si quieres ser una persona resiliente y la respuesta a estas preguntas no te satisfacen, puedes iniciar una “estrategia personal” para alcanzar un nivel de resiliencia adecuado, en la que podemos ayudarte, que te permita ser feliz sean cuales sean las circunstancias. Ya sabes que con la resiliencia "no se nace", sino que “se hace”.

viernes, 23 de mayo de 2014

Más cosas de la clase 30.



Habilidades que desarrollan las personas resilientes:

- Identifican de manera precisa las causas de los problemas para impedir que vuelvan a repetirse en el futuro. Tapar la realidad para apoyarse en causas falsas es engañarse a sí mismo.
- Controlan sus emociones, sobre todo ante la adversidad y pueden permanecer centrados en situaciones de crisis.
- Controlan sus impulsos y su conducta en situaciones de alta presión.
- Tienen un optimismo realista. Piensan que las cosas pueden ir bien, tienen una visión positiva del futuro y creen que pueden controlar el curso de sus vidas, pero sin dejarse llevar por la irrealidad o las fantasías,
- Se consideran competentes y confían en sus propias capacidades,
- Son empáticos. Tienen una buena capacidad para leer las emociones de los demás y conectar con ellas,
- Son capaces de buscar nuevas oportunidades, retos y relaciones para lograr más éxito y satisfacción en sus vidas.
- Mantienen en equilibrio su vibración energética. Mantienen alejados el estrés y la ansiedad.
- Predisponen su energía para conseguir lo que desean y suelen conseguirlo, por muy difícil que sea.
- Mantienen una actitud positiva a pesar de los contextos de riesgo, adversidad significativa o trauma.

Mantener en equilibrio tu energía de manera persistente te da poder sobre tu futuro inmediato. Notarás que es muy fácil para ti alcanzar lo que deseas, es como un puente tendido al otro lado del presente. Esa sensación es mucho más fuerte cuando se tiene plena consciencia del sentido de la vida

jueves, 22 de mayo de 2014

Cosas de la clase 30.




El sentido de la vida y la resiliencia.

Las personas resilientes poseen tres características principales:
- saben aceptar la realidad tal y como es,
- creen profundamente que la vida tiene un sentido,
- tienen el intento inquebrantable de mejorar.

Se es resiliente cuando estas características forman parte de la forma de ser, cuando forman parte esencial de la totalidad que somos. Para poner en práctica, y de manera determinante estas características, es necesario conocer cual es el sentido de nuestra vida, para mí personalmente el sentido de la vida es adquirir conocimiento.

Si lo vemos como un proceso podríamos representarlo así:

                          Aceptar la realidad                 Ser feliz  
                                       |                                          |
                                       |                                          |
Lo que soy   >>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>   Más conocimiento
                                       |                                          | 
                                       |                                          |
                        Superar los retos                  Alto nivel de
                                                                vibración de la energía   

Pasar de lo que soy a una persona con más conocimiento conlleva:
- aceptar la realidad tal como es ahora;
- superar los retos que se presenten para alcanzar más conocimiento;
- mantener un alto nivel de vibración de tu energía y,
- hacer todo el proceso siendo feliz.

Recordemos lo que decíamos en la entrada: "Más cosas de laclase 29": “Podríamos decir que espíritu es aquello que nos da conocimiento, sin que medie para nada la razón”. En realidad el sentido de la vida: “adquirir conocimiento” es la conexión con el espíritu.

Contesta con sinceridad a estas preguntas:
1. ¿Acepto yo la realidad tal como es?.
2. ¿Cuál es el sentido de mi vida?.
3. ¿Tengo un intento inquebrantable para mejorar?.

Cuando hablamos de “intento inquebrantable” nos estamos refiriendo a la fuerza inquebrantable para mejorar, a la disciplina necesaria.  

martes, 20 de mayo de 2014

Más cosas de la clase 29 – 4.



Algunas notas que ayudan a encontrar el espíritu.

Cada uno de nosotros establece una relación única y particularizada con el espíritu, de tal manera, que podríamos creer que cada uno de nosotros tiene su propio espíritu.

Podemos ver el espíritu como un campo de energía que tiene unos altos niveles de vibración. “Conectar” con el espíritu requiere que alcancemos unos mínimos de vibración energética, que nos lleve a la pureza, tomando como pureza, la ausencia de contaminantes emocionales o sentimentales, que alteran nuestra energía creando agitaciones desgastantes. En estos estados es imposible “conectar” con el espíritu.

No te puedes relacionar con el espíritu mediante la palabra. La palabra es una cualidad propia del hombre. Con la palabra creamos y destruimos cosas. El espíritu no crea ni destruye cosas, simplemente acepta lo que es y toma un camino. El caminar modifica las cosas. Te relacionas con el espíritu a través del sentir. Sintiendo y aceptando lo que es. El sentir se manifiesta como una acción creativa del hombre, aunque en realidad es una información que regala el espíritu.

Al espíritu le gusta manifestarse en el silencio. Si callas tus pensamientos y contemplas alguna cosa sin juzgarla, ni someterla a examen, percibirás la presencia del espíritu. Sentirás la conexión con todo lo que te rodea, Es una sensación de plenitud sencilla. Descubrir la presencia del espíritu necesita sencillez, no se manifiesta si esperas grandes cosas o acontecimientos. A veces te da informaciones muy importantes que parecen “encuentros” fortuitos y te das cuenta de su importancia más tarde, cuando ya no hay ocasión de vanagloriarse por el hallazgo.

Si te relacionas con el espíritu asiduamente, y tienes en cuenta lo expuesto, cambiará tu actitud. Estarás siempre predispuesto al encuentro y aceptarás los acontecimientos sin lucha, sin oposición inútil. Fluirás con la energía vital y estarás abierto a todo lo nuevo, al cambio incesante del mundo. Esa será tu fuerza. Conseguir los objetivos se vuelve fácil, ya que el objetivo más importante es ser consciente de “ser”, a partir de aquí sólo es necesario dejarse llevar por el fluir de la energía vital.

A veces el espíritu no puede manifestarse porque echamos sobre él cargas pesadas, agitaciones energéticas que enturbian el canal por el que nos relacionamos, el espíritu necesita flujos de energía sin agitaciones energéticas desgastantes. Si liberas tu energía de esas cargas tan pesadas e inútiles te sorprenderá la facilidad con la que comienzas a alcanzar las cosas, todo se vuelve fluido y alegre.

lunes, 19 de mayo de 2014

Más cosas de la clase 29 – 3.



Buscar el espíritu da sentido a la vida.

Una de las características de las personas resilientes es que tienen una profunda creencia en que la vida tiene sentido.

El sentido de la vida lo hacemos nosotros. Cada uno de nosotros dota a su vida de los ingredientes necesarios para conseguir los objetivos propuestos. Muchas veces nos dejamos llevar por políticas, intereses e ideologías que nos manipulan y enfocan nuestro sentido de la vida hacia la consecución de los intereses  de otros, incluso llegamos a creer que eso es lo que más deseamos en la vida. Estamos confundidos y totalmente alejados del conocimiento.

La búsqueda del espíritu es la búsqueda de lo esencial que hay en nosotros. No está contaminada por el consumo, el poder o la mezquindad. Por eso la búsqueda del espíritu nos hace fuertes, además de dotarnos del conocimiento más profundo de lo que somos y de lo que realmente deseamos.

No hay nada más poderoso que un estado equilibrado de nuestra energía en el silencio interior. Es una conexión directa con la búsqueda. El espíritu no es la finalidad, la finalidad es el camino a recorrer. Por eso el ejercitar es tan importante, porque el hacer va añadiendo pasos al camino, a la experiencia de ser.

Otra de las cosas que ha resultado falsa es la creencia de que el espíritu mora fuera de nosotros, en un espacio-tiempo inalcanzable. El espíritu es la manifestación de un estado concreto de la energía, simplemente fluye en todo lo que existe si la actitud es la adecuada. Nosotros (los humanos) alcanzamos la actitud adecuada ejercitando el silencio interior, da igual que lo hagas bajo la disciplina de la meditación, el yoga, el budismo o cualquier otra técnica. Eso no importa nada, simplemente es un medio.

domingo, 18 de mayo de 2014

Más cosas de la clase 29 – 2.



El intento de buscar el espíritu.

La humanidad siempre ha buscado el espíritu y aún seguimos buscándolo. Podría ser este un trabajo baldío, tantas generaciones y personas tan importantes buscando y parece que aún no se conoce “realmente” qué es el espíritu. Nosotros vamos a poner toda nuestra atención en el camino a recorrer para encontrar el espíritu. Nos vamos a conformar con conocer bien el camino.

Este camino sólo podemos recorrerlo mediante la reflexión. Buscando dentro de nosotros los estados de vibración que se producen como reacción a lo que queremos construir con las palabras. El espíritu nos habla con el sentir y nosotros, normalmente, contestamos con palabras. Si diéramos la respuesta también con el sentir podríamos establecer relaciones más consistentes con el espíritu. ¿Qué resulta de reflexionar sobre lo expuesto?. Concentra tu atención en el sentir y observa cómo reacciona tu estado energético.

Él se comunica con nosotros constantemente a través del entorno con el que interaccionamos. A veces lo hace de manera seria, dándonos la información que necesitamos en la toma de decisiones, que apenas aprovechamos, a esto le llamamos intuición. Otras veces, las más numerosas, nos da la información mediante bromas y situaciones divertidas, le gusta disfrutar de la alegría y nos empuja a ello. En la mayoría de las ocasiones malogramos este encuentro porque contestamos con palabras, estate atento y observa. Si desarrollamos el observador que llevamos dentro aprenderemos a “ver”.

El espíritu es humilde. Cuantas veces hemos sufrido tontamente porque nuestro ego quería imponer su creencia. El espíritu apenas tiene creencias, él es el presente, fuera del presente no hay espíritu. Es importante señalar que si queremos “contactar” con el espíritu sólo podemos hacerlo “estando en el presente”, cada vez que nos alejamos del presente, del ahora, nos alejamos del espíritu.

viernes, 16 de mayo de 2014

Más cosas de la clase 29 (para reflexionar).



Buscando al espíritu.

¿Qué consideramos espíritu?. Cada uno de nosotros tenemos una idea particular de lo que significa espíritu. En el libro “Somos energía o la otra vida que no vives” ubicamos en el ámbito espiritual lo que trasciende de los pensamientos, aquello que podemos considerar consciencia, o todo lo relacionado con la dimensión cognitiva. Podríamos decir que espíritu es aquello que nos da conocimiento, sin que medie para nada la razón.

Establecer una relación con el espíritu es establecer una relación con lo que nos da conocimiento. Si aceptamos que el universo es energía, todo lo que está en el universo es energía. Por tanto, el espíritu, aquello que nos da conocimiento, es una manifestación de la energía. Todos y cada uno de nosotros también somos una manifestación de la energía.

Parece evidente que la interacción de dos “manifestaciones de la energía”, nosotros y el espíritu, pueda realizarse en aquellos estados de la energía en que sean compatibles sus niveles de vibración. Un nivel en el que puedan comunicarse, en el que puedan establecerse vasos comunicantes. Para alcanzar el nivel de comunicación apropiado tenemos que gestionar el uso de nuestra energía. 

Establecer una relación con el espíritu, con aquello que nos da conocimiento, pasa porque nosotros alcancemos los niveles de vibración contemplativa, o aquellos estados de nuestra energía en los que se manifiesta la intuición.

La intuición es bastante fiable, casi siempre que tomamos una decisión “indicada” por la intuición nos alegramos. Nos “sentimos” bien. ¿Qué te parecería que pudieras evocar la intuición cada vez que quisieras o cada vez que la necesitaras?

jueves, 15 de mayo de 2014

Cosas de la clase 29



Después de repasar los factores que hemos tratado para fortalecer nuestra resiliencia, hemos concluido que: “desarrollar y mantener una actitud contemplativa es primordial para conseguir un alto grado de resiliencia”.

Cuando hablamos de lo contemplativo nos viene a la mente la idea de “no hacer nada”, de sentarnos a ver como pasa el tiempo. Nada más lejos de la realidad, una actitud contemplativa es una actitud activa. Es mantener el enfoque del uso de nuestra energía desde el silencio interior. Mantener la vibración energética para afrontar con armonía y equilibrio cualquier evento que se nos presente. Requiere una fortaleza interior que se consigue mediante el ejercitar.

Para desarrollar una “comunicación” intuitiva es importante observar lo que sentimos ante cualquier evento que nos llene de tensión. No dejarnos arrastrar por las emociones del momento y tomar consciencia de lo que sentimos, sin juzgar nada, nos dará la información necesaria para establecer estrategias que eliminen las fuentes de estrés, ansiedad o ira, que tanto nos perjudican.

Una actitud contemplativa facilita la toma de consciencia de la intuición. Si miramos hacia dentro estamos poniendo la atención en nuestra percepción sensible y ésta nos da un conocimiento intuitivo de la realidad. ¿De donde se toma este conocimiento intuitivo?. El intento de responder a esta pregunta nos ha dado pie para iniciar un “debate” sobre nuestra comunicación con el espíritu, si tomamos la intuición como el conocimiento que es directo, inmediato y evidente, sin la intervención de la deducción del razonamiento.

¿Podemos desarrollar la capacidad de “conectar” con la intuición de manera voluntaria?.

domingo, 11 de mayo de 2014

Más cosas de la clase 28 – 2



El silencio interior como la otra forma de estar (para reflexionar).

Antes de iniciar estos talleres de trabajo nuestra forma normal de estar consistía en abandonarse en el parloteo de los pensamientos. Así íbamos reforzando una manera de ser cada vez más sometida al estrés, a la ansiedad, y a una agitación energética acusada, que no nos dejaba disfrutar plenamente de la vida.

Hemos descubierto que podemos parar el parloteo de los pensamientos, que podemos disminuir el nivel de estrés al que nos conduce nuestra manera de vivir, y que la dicha de vivir plenamente no consiste en lo que se tiene, sino en disfrutar en cada momento del presente.

Sin apenas darnos cuenta hemos aprendido cómo controlar el gasto de nuestra energía. Ahora no malgastamos energía en quejarnos y criticar a los demás. Escuchamos atentamente y en silencio al otro, nos observamos sin juzgarnos ni castigarnos, aceptamos lo que es sin dejarnos llevar por la ira, defendemos nuestros derechos sin alterar nuestro nivel de vibración energético, nos comprendemos y comprendemos mejor al otro.

Todo se debe a que tenemos más momentos de silencio interior. A veces esos momentos son tan pequeños que no tenemos consciencia de ellos, pero están ahí. Los movimientos de redistribución de la energía son los que van a consolidar el estar en silencio interior, son los que te darán la ventaja necesaria en tu vida cotidiana.

Otros factores que nos ayudan a consolidar el silencio interior y que deberíamos practicar:
- Presenciar.- Prestar atención pasiva, relajada. Es un estado abierto de consciencia, una "expansión para incluir" y un "permanecer en contacto" en un nivel de sentimiento con todo lo que se esté presenciando.
- Centrarse en una cosa.- Le damos a la mente algo para que se ocupe de ello, de modo que deje de saltar de un lado para otro.
- Contemplar.- Dejar que nuestros ojos descansen fijamente sobre algún objeto escogido y sentirlo, llegar a serlo.
- Estar en el presente.- Nosotros estamos donde está nuestra atención, y si está en otro lugar o en otro tiempo, no podemos estar aquí y ahora.
- Consciencia de respirar.- Observar el cómo respiramos sin participar en ello. Dejar que la respiración sea cada vez más y más lenta.
- Consciencia del cuerpo.- Relajar nuestro cuerpo y observarlo facilita una liberación de la ansiedad y tensiones musculares, viviendo plenamente el momento.

viernes, 9 de mayo de 2014

Más cosas de a clase 28.



Los sentimientos trastocan la actitud.

La actitud, la forma de ser, si no está bien fortalecida, se altera con las reacciones que tenemos ante los eventos que se nos presentan en la vida, y entonces actuamos de manera compulsiva, no dando, en muchos casos, la respuesta necesaria ante la situación. La actitud muestra, en todo momento, el estado en el que se encuentra nuestra energía, cómo es su nivel de vibración.

Existe una relación directa entre nuestro nivel de vibración y la forma en que nos comportamos, de manera que el “comportarnos” podemos modificarlo cambiando nuestro nivel de vibración. También podemos cambiar nuestro comportamiento analizando “el cómo nos comportamos” e introduciendo modificaciones “racionales” en nuestra conducta.

Gestionar nuestra actitud mediante el “control” del nivel de vibración de nuestra energía es mucho más satisfactorio y persistente en el tiempo, ya que vamos directamente a la esencia del ser y el estar.

Todos los factores que hemos tocado para fortalecer nuestra resiliencia se apoyan en la actitud como enfoque de mejora. Si aceptamos lo expuesto adquieren relevancia los “movimientos de redistribución de la energía” y la “gestión de nuestras emociones”. En ambos casos es muy importante identificar el sentir.

El silencio interior nos da el poder para enfocar nuestra energía, para concentrarla en el nivel de vibración que nos permitirá:
- eliminar las emociones que nos dañan (las que vienen mediante los recuerdos),
- llevar nuestra energía a los centros vitales,
- mantener la actitud adecuada en todos y cada uno de los eventos que nos presenta la vida.
     

jueves, 8 de mayo de 2014

Cosas de la clase 28



Siempre que interaccionamos con el entorno se produce en nosotros una respuesta que transmitimos condicionada por lo que sentimos, incluso cuando la respuesta es no responder. En todos los casos, se exprese la respuesta o no, el estado de vibración de nuestra energía, ante la reacción que produce la respuesta, se manifiesta mediante un sentir.

Nos hemos propuesto, como ejercicio, identificar qué sentimos en algún momento de máxima tensión. No te des explicaciones de nada, solo observa lo que sientes. Toma consciencia de lo que sientes. No intentes ignorar aquellos temores y dudas que te acechan, ya que enfrentarte a estos temores, con una actitud positiva ante los mismos, te ayuda a mejorar tu resiliencia.

Una vez identificado lo que sientes, esa sensación física que te impide expresar tu reacción, explícate a ti mismo qué te sucede, qué te preocupa, e intenta encontrar un camino a seguir. ¿Cómo es la agitación de tu energía en ese momento?.

Desarrolla la actitud correcta ante lo que sientes, asume las dificultades como desafío y responde con determinación. Olvida el miedo, la autocompasión o la culpa. La mejor manera de asegurar una mayor resistencia ante una situación límite es intentar comprenderla desde un punto de vista positivo.

Hagamos un ejercicio:

¿Cómo reaccionas cuando te sirven una comida que está mal cocinada?.
¿Qué sientes?. ¿Expresas lo que sientes y exiges una buena comida, o te callas y después refunfuñas?.

lunes, 5 de mayo de 2014

Más cosas de la clase 27 – 2.



La interacción con el entorno, una manera de potenciar nuestra resiliencia.

En el taller del día 30/04/2014 hemos tratado: “el crecer con los problemas” como la oportunidad de mejora que nos brinda nuestra interacción con el entorno. Esta  oportunidad la hemos creado cambiando la realidad. El “problema” lo hemos convertido en un reto. Ya no tenemos un problema que nos acucia y agobia, ahora tenemos un reto que vamos a superar. Leer “Cosas de la clase 27”.

Durante el proceso de interaccionar con el entorno creamos “nuestra realidad” y partiendo de esa realidad, que hemos construido, volvemos a hacer una nueva interacción con el entorno, del que surge otra nueva realidad. Somos un bucle. Paremos la dinámica del bucle y observemos qué máscara me pongo para interaccionar con el entorno.

Todos solemos utilizar recursos que nos protegen en nuestras relaciones con los demás y que nos ayudan a ocupar un rol en los grupos sociales en los que participamos. Pregúntate: ¿de qué voy con mi pareja, familia, amigos, colegas?.).

Ejemplo:
- ¿De qué vas?. “Voy de simpático y amable”. ¿Qué consigues con eso?. “Que los demás me quieran”.

 Leer: ¿Qué esconde mi máscara? Del libro: “Somos energía o la otra vida que no vives”, página 74.

Una vez que conocemos y aceptamos los roles que hemos asumido podemos enfrentarnos a los pensamientos que los refuerzan para identificar sus causas más profundas y, a partir de aquí, establecer estrategias de cambio, si las consideramos necesarias. Ya sabemos que cuando cambias la forma de mirar las cosas, las cosas cambian. Si cambiamos nuestros disfraces, cambiará nuestra forma de ser. Esto nos ayuda a ser más resilientes.

viernes, 2 de mayo de 2014

Más cosas de la clase 27



Importancia de los movimientos de redistribución de la energía.

Venimos diciendo que somos un campo de energía que se manifiesta mediante el cuerpo físico, la mente y el conocimiento. Siendo la energía la “amalgama” que posibilita el ser complejo que somos. Lo que hace posible mediante el vibrar de la energía.

Los movimientos físicos que proponemos ayudan a mantener sin “ataduras” los flujos de la energía en nuestro cuerpo y su nivel de vibración.  

Hemos incluido dos nuevos movimientos los números 6 y 7. Mostramos todos los movimientos para comodidad del lector. También recomendamos la lectura de: “Mas cosas de la clase 25”.

Serie de ejercicios

1. Elevar la energía caída. En posición de relajación con los brazos bajados juntar las manos con las palmas hacia arriba. La mano izquierda sobre la mano derecha. Las manos quedarán situadas debajo del plexo solar. Manteniendo el ritmo de respiración suave, subir las manos hasta la posición de “sujetar el cielo”, nos paramos un momento y con los brazos estirados, sin forzar, bajamos las manos hasta la posición de firmes juntando nuevamente las manos. Este ejercicio lo realizamos 3 veces.
Después bajamos las manos hasta el suelo, juntando las manos a ras del suelo, intentando recoger la energía y subirla hasta la posición de “sujetar el cielo”. Repetir el ejercicio otras 3 veces.

2. Presión lateral de la burbuja de energía. Posición de relajación con las manos juntas y las palmas hacia arriba. Subir las manos hasta situarlas debajo del mentón. Dar un paso lateral con la pierna izquierda sin mover la pierna derecha. Estirar el brazo izquierdo con la palma de la mano hacia fuera empujando suavemente la energía. El cuerpo quedará inclinado hacia la izquierda. Después estiramos el brazo derecho con la palma de la mano hacia fuera sin mover el cuerpo. Una vez los dos brazos estirados, presionamos suavemente un momento y retornamos lentamente a la posición inicial. Repetimos lo mismo hacia el lado derecho. Volver a la situación de partida. Este ejercicio lo hacemos 3 veces.
     
3. Presionar verticalmente la burbuja de energía.
Posición de relajación con las manos juntas y las palmas hacia arriba. Subir las manos hasta situarlas debajo del esternón. Elevar la mano izquierda hacia el techo con la palma de la mano hacia arriba. Bajar la mano derecha hacia el suelo con la palma de la mano hacia abajo. Intentar estirar verticalmente la burbuja de energía. Volver a la situación inicial y repetir el movimiento, esta vez la mano derecha hacia arriba y la izquierda hacia abajo. Hacer el movimiento completo tres veces.

4. Voltear energía hacia atrás (mirar hacia atrás).
Posición de relajación con las manos juntas y las palmas hacia arriba. Subir las manos hasta situarlas debajo del esternón. Volver las palmas de las manos hacia abajo y estirar los brazos hacia el suelo, separando los brazos para formar un ángulo de 45 grados respecto al cuerpo. Voltear las manos para que las palmas queden mirando hacia la izquierda. Ayudados con los músculos ventrales girar el cuerpo como si miráramos hacia atrás. Cuando lleguemos al máximo de giro, nos detenemos un momento, volteamos las manos para que las palmas miren hacia la derecha y con la ayuda de los músculos ventrales giramos el cuerpo hacia la derecha, hasta llegar al máximo de giro. Nos detenemos un momento, volteamos las manos e iniciamos otro giro. Repetirlo tres veces.

5. Voltear energía lateralmente por encima de la cabeza.
Posición de relajación con las manos juntas y las palmas hacia arriba. Colocar las manos por debajo del plexo solar. Lentamente levantar la mano derecha, haciendo un círculo,  hasta situarla por encima de la cabeza. El brazo izquierdo queda colgando. El peso queda sobre la pierna izquierda y el talón de la pierna derecha levemente levantado. Repetir el movimiento con el lado contrario, levantando la mano izquierda.
Repetir el movimiento completo tres veces.

6. Llevar energía hacia la espalda (me abrazo)
Posición de relajación con las manos juntas y las palmas hacia arriba, situadas por debajo del mentón. Voltear las manos para poner las palmas mirando al frente. Estirar lentamente los brazos hacia delante, cuando estén estirados, sin forzar, iniciar un círculo separando las manos hasta abrazarse por la espalda. Detenerse un momento, y volver lentamente a la posición inicial. Este movimiento repetirlo tres veces.

7. Moler energía con los puños cerrados.
Situar los brazos doblados por los codos, los codos pegados a los costados, los puños cerrados mirando las palmas de las manos hacia arriba. Inspirar y al espirar estirar el brazo izquierdo volteando el puño para dejar la palma de la mano hacia abajo. El brazo derecho retrocede cerrado hacia atrás hasta dejar el puño a la altura del costado, se voltea la mano para dejar la palma mirando haca abajo. Volver a la situación inicial y repetir el mismo movimiento, esta vez estirando el brazo derecho. Hacer el ejercicio completo tres veces.

jueves, 1 de mayo de 2014

Cosas de la clase 27.



Venimos tratando factores que fortalecen nuestra resiliencia, hasta ahora hemos tratado:

- Cómo fortalecer las relaciones (crear una red de relaciones personales que nos ayuden a recuperarnos de eventos traumáticos).
- Aceptar que el cambio es parte de la vida (no crear resistencias ante los cambios que no podemos evitar).
- Conseguir las metas que nos hemos propuesto (fortalecer nuestra voluntad y disciplina).
- Flexibilidad (flexibilidad cognitiva; flexibilidad mental; flexibilidad energética; flexibilidad física).
- Reconocernos (observarnos y buscar oportunidades para descubrirnos).

Hoy hemos tratado la interacción con el entorno como la oportunidad de crecer con los problemas.
                                                    
Hemos acordado que los problemas o las crisis son retos que te encuentras en la vida. De ahora en adelante hablaremos de retos, sólo el cambio de nombre nos ayuda a mantener una actitud diferente. Si tienes algún problema piensa en él como un reto y percibirás el cambio de actitud.

Verlo como un reto saca de ti lo mejor que tienes, te ayuda a ser fuerte, a buscar soluciones y actuar. De ti depende que los “golpes” que te da la vida te vuelvan mejor persona o te vuelvan una persona resentida y amargada. Aprovecha los momentos de crisis para comprender comportamientos y actitudes que no comprendías, pueden enseñarte acerca de tu propia fuerza interior. Asimismo, te ayudan a descubrir cuáles son las personas que valen la pena en tu vida.

Aprovechar los momentos de crisis, o de adversidad, para crecer como persona fortalece tu resiliencia.