sábado, 28 de junio de 2014

Más cosas de la clase 35.



El observador y el estrés crónico.

Desarrollar el observador que llevamos dentro nos permitirá identificar los “estresores cotidianos”, aquellos que van doblegando poco a poco nuestra voluntad. No dar importancia a estos estresores, porque confiamos en nuestro poder, es una torpeza, ya que tendemos a quitarle importancia: “bueno, él es así”. Pero ese “ser así” te va minando porque, en realidad, es una excusa para no enfrentarte a esa persona, ya sea por su grado de violencia o de manipulación.

Tal es el grado de acomodo del estrés crónico en nuestra forma de ser que el comportamiento resultante de la acción de ese estrés pasa a ser “nuestro comportamiento” y comenzamos a justificarlo diciendo: “es que yo soy así”. Ahí entra en juego el observador, es un darse cuenta de qué cosas son las que te estresan. Una vez identificadas comienza el proceso de anticiparse al estrés y observar lo que ocurre sin juzgar nada, sólo sintiéndolo.

Sabemos que ante ciertos eventos o comportamientos el estresor agitará fuertemente nuestra energía causando alteraciones en el comportamiento de nuestros órganos y sistemas. Puede causarnos dolores musculares, alteración en nuestra respiración, iniciar pensamientos desgastantes, sentir culpabilidad, deprimirnos y un montón de cosas más. Es el momento de ejercitar todo lo que hemos aprendido (respiración, observación del estado emocional, relajación, estar en el presente, aceptar lo que es). El observador nos dará la información necesaria para reconocer el estresor, preparar nuestra reacción y eliminar poco a poco el estrés crónico que nos posee.

jueves, 26 de junio de 2014

Cosas de la clase 35.



Decíamos en la entrada: Más cosas de la clase 33: “que el ejercicio de reconocernos nos da la información necesaria para abordar tareas de crecimiento personal. Reconocerse es una actividad lenta, no se puede hacer compulsivamente, sino dejando que el acto de reconocerse cale, se haga consciente. Se trata de aceptar lo que somos, cómo somos, cómo nos comportamos y lo que nos afecta”.

Dentro de lo que “nos afecta” cabe el estrés crónico. Por definición, el estrés es cualquier “experiencia emocional molesta que venga acompañada de cambios bioquímicos, fisiológicos y conductuales predecibles.” Una cantidad excesiva de estrés, o situaciones estresantes mantenidas en el tiempo (lo que conduce al estrés crónico),  puede tener consecuencias sobre la salud y afectar adversamente el sistema inmunitario, cardiovascular, neuroendocrino y nervioso central.

Por eso es muy importante identificar los “estresores cotidianos” que producen o alimentan el estrés crónico. El estrés crónico vive camuflado en nosotros y llegamos a pensar que la vida es así, pero eso no es cierto, el estrés crónico puede matarnos o arruinar nuestra vida. Un ejemplo puede ser no hablar con tu pareja aquello que te molesta y que cada día te distancia un poco más.

Qué cosas nos pueden llevar al estrés crónico:
- la pobreza,
- la disfunción familiar,
- la manifestación del ego sobre el otro,
- un matrimonio infeliz,
- un jefe prepotente,
- una situación de maltrato,
- una situación de acoso,
- sufrir la exigencia de otras personas,
- y otras muchas cosas más.

¿Padeces estrés crónico?. ¿Cuándo “alguna persona”, o una persona concreta, te dice “algo” te pones nervioso, te irritas, te reprimes, quieres huir, no quieres saber nada, etc. Si eso se repite estás incubando el estrés crónico?

martes, 24 de junio de 2014

Más cosas de la clase 34 – 2.



Para reflexionar.

Estos últimos días venimos exponiendo ideas y reflexiones acerca de lo que sentimos cuando pensamos en nosotros, en nuestra forma de vivir y en nuestra forma de ser. Entonces nos damos cuenta de que no hay nada determinante, que pueden valernos un sin fin de definiciones, de matices y de opiniones diferentes. Quizá la única manera de agarrar lo que somos sea contemplar qué somos, o tal vez mejor, ejercitar lo que queremos ser para llegar de forma indirecta a “ver” lo que somos.

Mi cuerpo físico será lo que ejercite con mi cuerpo físico, cómo lo alimente, cómo lo respete o cómo lo ame.

Mi mente será el control que ejerza sobre mis pensamientos, sobre los recuerdos o las emociones dibujadas en los sentimientos.

Mi energía será el uso que haga de ella, de la agitación a la que la someta, a las tensiones que el estrés imprima y los silencios.

Mi espíritu será la paz que imponga a mi estar, al conocimiento que asuma en el mirar del presente, sin dejar que se enturbie mi relación con el otro lado.

Este ejercitar “del todo que somos” nos dará la posibilidad de ser y tomar consciencia de lo que somos.

lunes, 23 de junio de 2014

Más cosas de la clase 34



¿Por qué quiero crecer como persona?.

Reflexiones para consolidar mi crecimiento personal.

Básicamente porque no estoy plenamente satisfecho de lo que ha sido mi vida. Me echo en cara algunas actuaciones mías y, en otros casos, rechazo la cobardía que ha permitido que esté sometido a los deseos de otras personas. La influencia de esos deseos ha trastocado mi forma de actuar.

Creo que si mi comportamiento, en ambos casos, hubiera estado más equilibrado sería una persona más feliz, con menos reproches. Soy consciente de que mi ego no me ha permitido ser de otra manera en muchas ocasiones, en demasiadas. Ahora quiero liberarme de esa forma de ser, quiero cambiar mi manera de conducirme y dejar atrás los reproches que me amargan la existencia.

Se que todos los actos de mi vida influyen en mi vida, que siempre vuelve a nosotros la manera de comportarnos y que se cobra su peaje. ¿Cómo revertir esto?. ¿Cómo hacer que el pasado deje de pasar factura?. Mirar al presente liberado de agitaciones emocionales y dejar que llegue el futuro sin condicionamientos preconcebidos puede ser una forma de ser lo que realmente somos, lo que queremos ser.

Ahora dejemos que nuestro cuerpo se calme, que nuestra mente se calle y que se haga en nosotros el silencio y el equilibrio. Este es el punto de partida al que hay que volver una y otra vez hasta que nuestra forma de ser abandone su importancia personal.     

jueves, 19 de junio de 2014

Cosas de la clase 34.



Hemos decidido continuar el curso 2014 – 2015 con el esquema  de trabajo planteado en la entrada: “Más cosas de la clase 33”.

Seguimos considerando como objetivo último “encontrarnos con el espíritu”. Este encuentro con el espíritu nos dará la plenitud como personas, ya que entendemos por “espíritu” aquello que nos completa y que apenas intuimos. Vernos como un campo de energía facilita este encuentro y favorece la transición entre lo que somos y lo que queremos ser.

Muchas de las propuestas de cambio que nos hacemos no se llevan a cabo porque no disponemos de la energía necesaria. Nos proponemos reforzar la canalización correcta de la energía y el uso que hacemos de la misma. La validación de este uso la haremos sometiendo nuestro comportamiento a los valores éticos aceptados.

Lo más importante que podemos hacer es tomar consciencia real de nuestra energía, reconocer qué vibraciones la dominan y donde ponemos nuestra atención. Cada momento presente en el que evaluamos nuestra forma de ser conlleva una identificación clara de esa forma de ser y, por lo tanto, nos da la información necesaria para mejorar.

Es importante saber cómo somos hoy. Esto sólo podemos reconocerlo desde la humildad. Si no hay humildad en el acto de reconocimiento no podremos ver con claridad lo que somos y cómo nos comportamos. No podemos enfocar bien nuestra energía, o lo que es lo mismo, no podremos ejercer nuestro poder personal.

Descubrir nuestro poder personal y ejercerlo es lo que nos proponemos para el próximo curso.       

martes, 17 de junio de 2014

Más cosas de la clase 33 – 3.



Equilibrando las emociones. Del libro “Somos energía o la otra vida que no vives”.  

Esta puede ser una buena propuesta para este verano.

Las emociones como sensaciones corporales no son negativas ni positivas. Son una reacción a una percepción o a un pensamiento. El tiempo que permanezca esa sensación y las cogniciones que le acompañen son las que pueden causar efectos positivos o negativos. Las emociones pueden dañarnos cuando dejan de ser una expresión para convertirse en un estado de ánimo con poca o ninguna variabilidad. Según Yagosesky, los estados internos que promueven mayor bienestar son: la alegría y la serenidad, y sugiere para alcanzar la alegría, incrementar las actitudes de gratitud y optimismo, y para desarrollar la serenidad aboga por aprender neutralidad o bajo juicio, y relajación frecuente.

Apoyándonos en lo expuesto vamos a comenzar una tarea de “reorientación” de nuestros estados. Desde que iniciamos los ejercicios propuestos venimos practicando la relajación y la respiración completa y hemos comprobado que ambas actividades nos ayudan a encontrar el equilibrio y la serenidad. Asimismo, venimos disminuyendo la agitación anímica eliminando las emociones y pensamientos que nos condicionan.

Ahora como seres polares que somos vamos a intentar equilibrar las sensaciones corporales que surgen de nuestros pensamientos desgastantes, haciendo que sintamos el otro polo de nuestra vibración emocional. Si sentimos rabia como resultado de un pensamiento nos propondremos sentir dulzura provocando un pensamiento que nos haga sentir esa emoción. De la escena de la rabia vayamos a una escena de dulzura.

Hemos aceptado que el tiempo que permanece una emoción y el conocimiento que le acompaña es lo que puede causar efectos positivos o negativos. Lo mismo que los pensamientos que creamos alrededor de un evento provocan emociones que nos dañan, podemos formular pensamientos que provoquen emociones que nos beneficien, solo hay que mantenerlos en el tiempo. Ambos pensamientos son “inventados”. La misma estrategia podemos utilizar para provocar estados de alegría.

¿Cómo podemos incrementar nuestra actitud de gratitud?. El valor de la gratitud se ejerce cuando una persona experimenta interior y exteriormente aprecio y reconocimiento por lo que recibe. Esencialmente, la gratitud consiste en una disposición interior. Vamos a sentir gratitud por todo lo que nos rodea. Concentraremos nuestra atención en el sentir la gratitud y dejaremos que ese sentir se expanda por nosotros hasta que nos llene de alegría.

Para beneficiarnos de una actitud optimista vamos a crear imágenes donde los resultados son favorables. Utilizaremos la visualización creativa para enfocar nuestra energía en conseguir resultados beneficiosos en el futuro. Asimismo, intentaremos realizar un estilo de vida saludable observando los siguientes puntos: 

1. Mantenerse en forma con una dieta equilibrada, ejercicio físico y descanso, esta es una fórmula eficaz para compensar los efectos del estrés. La deficiencia de algunos nutrientes puede favorecer desequilibrios físicos y anímicos.

2. Cuida tus relaciones personales. El apoyo emocional de los seres queridos es una de las principales garantías para la salud física y mental. Comentar las preocupaciones en un tono distendido a las personas en quienes confías, es una de las maneras más eficaces de reducir la tensión. Es muy probable que, durante la conversación, surjan soluciones a tus problemas.

3. Acepta la ayuda. Las relaciones se hacen más profundas y sinceras cuando se ofrecen y se reciben favores. Aunque nos hayan educado en la idea individualista según la cual tenemos que bastarnos por nosotros mismos, siempre estamos a tiempo de aprender que la colaboración es más humana y hace llegar más lejos.

4. Ofrece tu colaboración. Los budistas plantean como principal norma de conducta el ser útiles a los demás. Y es cierto, no hay que pensar sólo en lo que se puede recibir, también hay que dar. Pocas cosas producen más satisfacción que compartir lo que tienes, saber que se ha servido de ayuda.

5. Controla el estrés. No es posible evitar todas las situaciones que producen estrés, pero si podemos establecer prioridades y modificar actitudes (valorar el descanso, no sólo el trabajo; no querer abarcarlo todo; reservarse tiempo para ellos…) y aprender algunas técnicas de relajación. Sobre todo aprender a delegar y a confiar en el otro.

6. Controla tu ánimo. Hacia el desequilibrio se va arrastrado por los estados de ánimo negativos. Hay que reconocer los síntomas que los identifican, pararse, no creer que son «naturales» o «inevitables» y pensar en maneras más sanas y constructivas de expresar los sentimientos. Las técnicas de relajación, y especialmente la meditación, son recomendables.

7. Aprende a estar en paz contigo mismo.

8. La autocrítica sin contrapartida constructiva es contraproducente. Averigua cómo eres, qué te hace feliz y valora con frialdad lo que puedes cambiar de ti mismo y lo que no.

9. Intenta reducir la autoexigencia y sé realista acerca de lo que puedes conseguir. Hay que reconocer y aceptar las propias habilidades y debilidades en el presente y a partir de ellas desarrollar y perfeccionar la personalidad.

La energía que hemos ahorrado mediante los ejercicios que hemos propuesto la debemos canalizar para llevar a cabo las siguientes propuestas:
-         Mantener un compromiso con la verdad, no mentir.
-         Tomar nuestras decisiones plenamente conscientes.
-         Ser coherente con los valores sociales y personales.   
  

lunes, 16 de junio de 2014

Más cosas de la clase 33 – 2.



Salir de nuestros propios límites es una odisea impresionante. Salirse de la seguridad del ego, pasar de la importancia personal y cuestionarse el comportamiento son hazañas que no todo el mundo consigue.

Mirar desde el silencio interior lo que te rodea da la libertad. No hay nada que te ate a nada. Es como dejarse caer a un acantilado y volar por las lindes de tu personalidad, sabiendo que aquello es efímero, que sólo dura un presente.

El poder no está en lo que puedas conseguir fuera de ti. Puedes comprar cosas, tener coches de lujo, esplendidas mansiones, incluso súbditos, pero esas cosas no te darán la libertad de ser. La libertad te la da ser consciente del momento presente en toda su magnitud. El presente es mínimo y eterno. Sólo tienes que cazarlo y pararlo en tu silencio interior.

Profundizar en la práctica de ser es la única tarea interesante. Ahora podemos sentir sin razonar, escuchar sin juzgar, amar sin esperar nada a cambio, ver dentro y fuera de lo que somos.

El dominio de la voluntad consiste en estar presente en el momento presente, con toda tu energía concentrada en ser.  

domingo, 15 de junio de 2014

Más cosas de la clase 33.



Si hacemos una recapitulación de este curso podríamos simplificarlo en el siguiente esquema:

                                                   Resiliencia


 


Reconocernos                         Enfocarnos                      Encuentro con el espíritu


 


                                                   Asertividad


El ejercicio de reconocernos nos dará la información necesaria para abordar tareas de crecimiento personal. Reconocerse es una actividad lenta, no se puede hacer compulsivamente, sino dejando que el acto de reconocerse cale, se haga consciente. Se trata de aceptar lo que somos, cómo somos, cómo nos comportamos y lo que nos afecta.

Enfocarnos trata de poner toda nuestra atención en aquello que queremos cambiar específicamente. Sin divagar. Para desarrollar bien los procesos que pide el enfoque tenemos que ser resilientes y asertivos, para que la interacción con el entorno no dañe nuestra voluntad de cambio.

Tener como objetivo el encuentro con el espíritu es “conocer” al otro que somos, encontrar lo que nos complementa, encontrar la fuente de nuestra sabiduría, lo que nos hace fuertes y ligeros al mismo tiempo.

Reflexiona sobre esta propuesta y pregúntate en qué punto del camino te encuentras. Mira más allá de la línea que traza el horizonte de tu conocimiento y toca suavemente el poder de la energía.

jueves, 12 de junio de 2014

Cosas de la clase 33



Ahorrar energía fortalece la conexión con el espíritu (ejercita y reflexiona).

Venimos diciendo que nuestra totalidad está constituida por cuatro ámbitos: el físico, el mental, el energético y el espiritual. Parece que en el ámbito espiritual se dan aspectos menos concretos, difuminados por la cultura que nos envuelve y por definiciones que, de alguna manera, han pretendido “apropiarse” de éste, como si el espíritu fuera algo separado de nosotros con lo que se puede hacer mercadeo.

Por eso, a veces, nos parece que el espíritu está fuera de nosotros y lejos de nosotros, que encontrarlo es una tarea difícil e inalcanzable. Incluso buscar el espíritu para muchos puede resultar un acto baldío o de locos. Vamos a intentar comprobar que eso no es así.

Antes de nada hagamos un pequeño ejercicio. Vamos a relajarnos y a sentir en nosotros el espíritu. Relájate como ya sabes hacer y siente una gran paz interior. Toma consciencia de lo que sientes para que puedas recordarlo después. Ahora deja que tu consciencia se separe de lo que conoces, deja de tener esa sensación de observarte, ábrete a lo que te circunda físicamente, recuerda el masaje que damos a nuestra energía, siente el masaje y continua alejándote, ahora estás en tu áurea. Deja que entre en ti el conocimiento, deja que el espíritu te muestra tu verdadera totalidad. 

Notarás que el espíritu es esa parte de nosotros que nos conecta con lo universal, por eso decimos que el espíritu es el dador de conocimiento. Notarás que para “avanzar” en la conexión con el espíritu necesitas un estado específico de tu energía. Se trata de desarrollar una actitud determinada que facilita el enfoque de tu energía más allá de lo que conocemos como realidad ordinaria.

Muchas veces hemos dicho que los verdaderos avances sólo ocurren en el ejercitar, por eso los grandes genios dicen que “la musa” siempre se presenta cuando están trabajando. Ejercita lo que proponemos y deja que te sorprenda “la musa”.

domingo, 8 de junio de 2014

Más cosas de la clase 32 - 2



Conversar con el espíritu (para reflexionar).

La humildad, la ausencia de crítica, queja y sentencia te darán la energía necesaria para entablar conversaciones con el espíritu.

Hace tiempo que hablo con el espíritu. De estas conversaciones tengo recuerdos parciales y no muy estructurados. También he de decir que en muchas ocasiones más que una conversación ha sido un monólogo conmigo mismo, donde, de vez en cuando, el espíritu metía una información. Creo que comprobaba si estaba atento o simplemente me sumergía en una verborrea mental inútil.

La primera información que me dio, o al menos una de las primeras, fue que no podría encontrarlo desde la rigidez. Eso me hizo pensar que no podía caer en los dogmatismos, que era necesaria una libertad total, porque el espíritu se presenta sin avisar y en cualquier elemento que compone nuestro entorno. No está sujeto a definiciones mortales, y no está atado a nada ni a nadie.

Desde entonces ando con sigilo, sin dejar que el parloteo de los pensamientos atrape mi atención. El espíritu está tan cercano a nosotros que nos fundimos con él. Tanto es así, que en muchas ocasiones no sabemos quien es el espíritu o quienes somos nosotros. No importa demasiado ya que formamos parte de la totalidad.

A veces se me presenta como una ráfaga de energía, otras como una paz interior intensa y placentera. Si tu no has percibido ninguno de estos dos estados es que estás, posiblemente, bastante alejado del espíritu. Deja que el silencio interior te llene y escucha sin forzar nada. Se trata de permitir que lo que te rodea se funda contigo, o al revés, dejar que tu totalidad se funda con todo lo que te rodea. Si estás atento, sin esperar nada, encontrarás. Disfruta de tu experiencia.   

   

sábado, 7 de junio de 2014

Más cosas de la clase 32.



La flexibilidad y la rigidez.

Si nos proponemos crecer como personas tenemos que eliminar nuestra rigidez. Entenderemos por rigidez la incapacidad de adaptarnos a lo nuevo. Recuerda que el crecimiento personal se consigue asumiendo nuevas formas de ser.

Tiene mucha importancia para nuestro trabajo dejar de ser rígidos para convertirnos en personas flexibles. La rigidez alimenta a nuestro ego e impide que entren en nosotros nuevos conocimientos. Eliminar en nosotros la sentencia es una tarea a realizar ya. Aceptar que el otro puede llevar razón es abrir la puerta a una mente sana, aceptar nuevas formas de pensamiento, nuevos paradigmas y nuevas maneras de hacer las cosas.

Cuando usamos valores o formas de hacer las cosas del pasado para vivir en el presente estamos limitando nuestra evolución. Revisar las creencias es muy liberador. No adaptarse a lo nuevo, a la nueva forma de ver las cosas produce dolor. No podemos mantener una idea sobre las cosas sin cuestionarla, sin hacer una revisión desde nuestra posición actual.

La rigidez mental propicia siempre rechazo. Si no te adaptas al mundo, éste te dará la espalda, comenzarás a vivir en tu ghetto mental y te alejarás de las personas que te rodean. Es muy frustrante que el mundo cambie y tú no.

La crítica se alimenta de la rigidez mental. Cuanto más rígida es una persona más criticona se vuelve. Ya sabemos que criticar es una manera de malgastar la energía.
No es posible ser feliz y ser rígido mentalmente. La felicidad tiene su gran ingrediente en la adaptabilidad. Sal a la calle sonriendo con una actitud de aceptación, te asegurarás un buen día.

No es compatible ser rígido mentalmente y a la vez optimista. La rigidez generalmente viene como defensa de nuestro ego. Observa lo rígido que te vuelves cuando defiendes “tus” posiciones.

jueves, 5 de junio de 2014

Cosas de la clase 32.



Reconocerse es una actividad lenta, no se puede hacer compulsivamente, sino dejando que el acto de reconocerse cale, se haga consciente. Se trata de aceptar lo que somos, cómo somos y cómo nos comportamos.

La verdadera empatía, el ponerse en el lugar del otro, es reconocerse en él: “yo también me comporto así, o podría comportarme así”. Reconocerse en el otro es aceptar que nuestras energías vibran en el mismo tono en situaciones iguales o parecidas. Es leer en el otro lo que siente, incluso lo que piensa, entenderlo y compartir su estado de ánimo.

Desde el reconocimiento de nuestras reacciones ante el entorno podemos identificar qué estados emocionales nos condicionan y establecer las estrategias necesarias para mejorar nuestra conducta.

Podemos reconocer algunas de las emociones y sentimientos que nos hacen ser como somos, respondiendo a preguntas como:
Pregunta a responder
Emoción/sentimiento
Cada vez que me recuerdan mi forma de hablar me altero
Baja mi autoestima
Cuando me llevan la contraria me altero
Trato de imponer mi opinión
Si me dicen algo con retintín me altero
Creo que me llaman tonto
Si meto la pata en algo me altero
Soy perfecto
Si tengo que reclamar me altero
Me encuentro inseguro
Si me dirijo a alguien que considero “importante” me altero 
Me considero inferior.
Si descubren que no tengo la formación que “suponen” me altero
Me avergüenza
Si tengo que hablar en publico me altero
Me siento inseguro.
Siento vergüenza ajena cuando creo que alguien habla mal.
Me siento inseguro
Hazte tus propias preguntas


Repetimos “me altero” para llamar la atención sobre la agitación energética que se puede crear en nosotros cada vez que se da uno de estos eventos, incluso si le ocurren a otros. Es importante establecer estrategias de cambio para reducir o eliminar agitaciones energéticas innecesarias, y para ello es necesario reconocernos

domingo, 1 de junio de 2014

Más cosas de la clase 31.



Reconocernos, o el proceso de observar nuestros comportamientos.

El acto de reconocernos nos conduce a aceptarnos tal como somos. Una vez que tenemos consciencia de lo que somos podemos establecer estrategias de cambio. La herramienta más eficaz es la observación, observar como reaccionamos ante todo lo que sucede, tanto en el exterior como en el interior de nosotros, es la clave para reconocernos.

Practicar el reconocimiento de nosotros mismos nos hace aceptar mejor a los demás, entender sus comportamientos y su estado anímico. Podemos darnos cuenta de que todos somos iguales, solo nos diferencian sutiles grados de vibración de nuestra energía.

Contempla, sin juzgar, el comportamiento de cualquier persona. Observa como se mueve, como habla, las cosas que dice. Después busca en tu interior concordancias con ella. Deja que lleguen a ti, no te predispongas a nada.

Somos iguales, aún en las cosas más terribles o en las más bondadosas, posiblemente la diferencia esté en el grado de control de nuestras emociones.

La práctica de la observación nos ayuda a identificar lo que ocurre en nuestro cuerpo antes de reaccionar. Sabemos lo que vamos a hacer si el nivel de tensión sigue unos momentos más. Aquí podemos parar, analizar nuestro estado anímico y “controlar” nuestra reacción, cambiándola por aquella que nos beneficie.

La información que manejamos cuando practicamos la observación nos vale para desarrollar las estrategias de cambio y establecer los ejercicios adecuados. La observación no es un fin en sí misma, es la captura del cómo nos comportamos y del cómo nos deberíamos haber comportado.